Dunia Tours
Desde 1981
Artesanái marroquí-maderas y puertas decoradas
Bienvenido al reino de los sentidos
Todavía es posible recrear la aventura y el placer de aquellos grandes viajes cuyos relatos cautivaron nuestra imaginación.
Muy cerca de aquí, un país nos aguarda para ofrecernos todo lo que nuestras fantasías esperan de los grandes viajes: Marruecos.
Marruecos es todo un mundo fascinante con mil facetas que descubrir. Y con un pueblo amistoso, afable y tranquilo que hará aún más grata su estancia en hoteles de fábula, sus compras en zocos bulliciosos y sus paseos por ciudades esplendorosas.
Refiriéndose a Marruecos, las palabras sólo pueden evocar y las imágenes apenas esbozar; por eso, este dossier es, una invitación a ir y descubrir. Una incitación a su espíritu romántico y descubridor.
CIUDADES IMPERIALES
Reciben este nombre las cuatro ciudades que han sido, a lo largo de los siglos, capitales de Marruecos. Cargadas de historia y monumentos, cada una de ellas posee un carácter propio y diferente.
Rabat:
Capital de Marruecos desde 1912, es una ciudad elegante y tranquila, que contrasta con su excitante pasado. Fundada en el siglo X como ribat (monasterio fortificado), fue la capital de Yacub Al-Mansur en el siglo XII y e Sidi Mohammed ben Adballah en el siglo XVII. Poblada desde el siglo III a. C., albergó un puerto fenicio, más tarde Cartaginés y finalmente romano.
Ningún viajero deseoso de profundizar en Rabat debe olvidar acercarse al Palacio Real, y visitar el mausoleo de Mohammed V, la Medina (y su zoco), protegida al sur por la muralla de los andaluces, la Alcazaba de los Oudaidas(con su puerta monumental, el Museo de Artes Marroquíes, el Museo Nacional de Artesanía, y el Café Moro, ideal para descansar tomando un té a la menta y un exquisito cuerno de gacela), la Torre Hassan (y su explanada, restos de la mezquita inacabada de Al Mansur), la Necrópolis de Chellah (que guarda también las ruinas romanas de Sala) y el Museo Arqueológico.
Hoteles de todas las categorías, campings, restaurantes de cocina marroquí, francesa, italiana y hasta china o japonesa aseguran estancias confortables y diversiones nocturnas.
Salé, situada en la orilla derecha de Bou Regret, frente a Rabat, tiene a pesar de ello una historia propia. De todas las épocas quedan monumentos y ruinas, que hoy conforman parte del atractivo de la ciudad, como la Gran Mezquita , la medersa aneja, la puerta Bab el Mrisa, el santuario de Sidi Ahmed el Tijani, y el morabito de Sidi Abdallah ben Hassoun, patrono de Salé.
En los alrededores de Rabat, es recomendable una visita a los Jardines de Buknadel (12 Kms. de Rabat), con más de 1500 especies exóticas. Para disfrutar de una playa muy especial, cercana o una antigua casbah, es necesario dirigirse a Temara (16 Kms. de Rabat), también al norte de Rabat, se encuentra la célebre playa de las Naciones. Y en Skhirat, el domingo es el día del mercado, que acentúa aún más los encantos de este pequeño pueblo y su magnífica playa.
Fes:
Es la primera de las ciudades imperiales, ya que se remonta al siglo VIII. Es también la primera de culto musulmán de Marruecos y posee una de las universidades más antiguas del mundo. Todas estas primicias hacen de Fes una ciudad particularmente atractiva por su potencia cultural, aún hoy viva e influyente.
Entre sus monumentos ocupan un lugar muy destacado las Mezquitas Karouine y de los Andaluces, construidas según la leyenda, por dos herederas de un kairuaní exiliado, en el siglo IX. También las numerosas Medersas (Escuelas coránicas), como Chahrij, Bouinania (con su reloj de pared con carrillón de 1357) y, especialmente Atarin, construidas entre los siglos XIII y XVII por tres dinastías diferentes. Merecen, además, una visita, los museos de Arte marroquí (Batha) y el de armas (Bordj Nord).
En los alrededores de Fes se encuentran Sefrou (Fiesta de las Cerezas, en junio; Moussen en agosto), Ifrán (deportes de invierno, montañismo), Immouzer (fiesta bereber de la miel, en mayo), Azrou (el más bello bosque de cedros de Marruecos) y Taza (primera capital almohade y polo de atracción de la espeleología).
Meknés:
Meknassa ez-Zeitoun (meknassa de los Olivos), es una fundación bereber del siglo IX, pero hasta 1069 no toma su verdadero carácter, cuando los almorávides construyen un bastión y una alcazaba. Tras pasar por asedios, conquistas, abandonos y reconstrucciones, Meknés alcanza su apogeo bajo el reinado de Mulay Ismail. Este sultán alauí, contemporáneo del Rey Sol, Luis IV de Francia, embelleció Meknés dotándola de murallas con puertas monumentales, jardines, mezquitas, alcazabas y su primer palacio, Dar Kebira. El resultado es una de las ciudades más bellas y fascinantes de Marruecos.
Además de recorrer las murallas, perderse en la medina y regatear en los zocos, el viajero debe dirigir sus pasos hacia el mausoleo de Mulay Ismail, las puertas Bab el Mansur, Bab Berdain y Bab El-Jemis, el estanque de Adgal, la medersa Bou Inania , los fabulosos jardines de los Sultanes, los graneros (Heri es-Suani), las gigantescas caballerizas y el Museo de Arte Marroquí en Dar Jamai.
En las cercanías de Meknés (26 Kms.)se alza Moulay Idriss. Esta ciudad es el escenario de uno de los moussems más concurridos. Cada año, en los meses de agosto y septiembre, miles de fieles peregrinan a Moulay Idriss , atrayendo también a viajeros interesados y dando lugar a un animadísimo evento con mucho color tradicional.
A 27 Km . De Meknés se encuentran las ruinas de la ciudad romana de Volubilis, residencia de los procuradores de la Mauritania Tingitana , desde el siglo I d. C..
También se aconseja visitar Ifrane, con su cercana estación de esquí de Michlifen.
Marrakech:
Una de las ciudades preferidas por los turistas españoles, y la que ha dado su nombre a todo el país. Los orígenes de la ciudad son oscuros, pero se acepta comúnmente que comenzó siendo un campamento militar establecido por Abu Bekr, un gran jefe almorávide, en 1070. Su primo y sucesor, Yusef Ben Tachfin es quien comienza la tarea de convertir el oasis primitivo en una ciudad digna de su imperio que se extendía desde el Atlántico hasta Argelia y desde el Sáhara al Ebro. La conquista almohade hizo casi desaparecer las primeras construcciones, que fueron reemplazadas por otras, muchas de las cuales podemos admirar aún hoy.
La enumeración de los lugares y monumentos de Marrakech puede ser interminable. Pero puede darse una idea de su riqueza y variedad mencionando la Plaza de Jemaa el Fna (absolutamente indispensable sumergirse en ella y el cercano zoco), la Mezquita y el Alminar de la Koutoubia (gemela de la Giralda de Sevilla), la Medersa Ben Yussef , la Menara, el Museo de Dar Si Said, el jardín del Agdal, las tumbas de los Saadianos y los palacios Badi y de la Bahía. Si el viaje coincide con el mes de junio, no puede perderse el Festival Nacional de Folklore que reúne las mejores expresiones de la música, el canto y la danza popular en Marrakech.
Como capital turística que es, Marrakech ofrece desde uno de los mejores hoteles del mundo (el celebérrimo La Mamounia), hasta camping y albergue de la juventud; desde lujosos restaurantes de especialidades marroquíes con espectáculos folklóricos y fantasía, hasta cocina francesa, italiana, judía e internacional. Discotecas, casino y salas de fiesta completan la oferta de ocio nocturno.
La ciudad es también punto de partida para numerosas excursiones de gran interés arquitectónico, cultural y paisajístico. Los Palmerales, las rutas del Alto Atlas y numerosos pueblos como Tameslouht, Amizmiz, Asni brindan variadas posibilidades de disfrute al viajero curioso.
También están cercanas la estación de esquí Ouikameden, el valle de Ourika y Essaouira. Esta ciudad, residencia de afamados pintores, escultores, ebanistas, escritores y vidrieristas es también un concurrido centro de vacaciones de playa.
Essaouira fue la famosa Mogador y su puerto, bastiones y murallas hablan de su riqueza e importancia. Y la ciudad antigua con sus dos medinas, sus dos casbahs y un mellah (judería), transporta al viajero actual a la vivencia de otros tiempos.
Cascadas Ozoud_Beni Mellal-Marrakech
Los circuitos que, con unas u otras variaciones, recogen el gran sur de Marruecos, se encuentran entre los preferidos de los viajeros amantes de lo auténtico, lo ancestral. Ante sus ojos ávidos, Marruecos despliega ríos, oasis, casbahs, mostrando lo más fascinante y genuino de la cultura milenaria.
Ouarzazate:
Punto de partida para excursiones por los valles del Draa, del Dades y del Sous y hacia Zagora, Erfoud y Tineghir. Ouarzazate es también un importante centro turístico y artesanal. Son célebres sus cerámicas y alfombras, principalmente las llamadas “ouzguita”. Es destacable también la Casbah de Taourirt.
Zagora:
Llamada “la puerta del desierto”, es etapa obligada para adentrarse en el profundo sur. Sus alrededores ofrecen un atractivo muestrario de paisajes con palmeras, campos cultivados y ruinas de antiguas fortalezas.
Tineghir:
La ciudad ocupa el lugar de un antiguo puesto militar, construido en terrazas. Un palmeral cubre sus pies y las alturas están dominadas por una impotente Casbah. Desde Tineghir pueden visitarse las impresionantes Gargantas del Todra y las Dades. En la región se encuentra Imilchil, particularmente interesante por la celebración de Moussem de las Novias, en el mes de septiembre.
Erfroud:
Construida en uno de los oasis más importantes de Marruecos, cada año –en el mes de octubre- celebra la fiesta de los dátiles. En sus cercanías, Rissani guarda importantes monumentos históricos y las ruinas de Sijilmassa, legendaria ciudad medieval que controlaba la principal ruta transahariana.
CASABLANCA, CAPITAL COMERCIAL
El corazón económico de Marruecos es una ciudad moderna y cosmopolita que ha sabido conservar la mejor tradición marroquí. La Medina Antigua , junto a la plaza de Mohammed V, la Avda. Hassan II , la Avda. de l’Armée Royale y el Boulevard Mohammed V conforman un entorno lleno de vitalidad, con sus tiendas, cafés y restaurantes. También la Corniche, junto al mar, donde de concentran hoteles, restaurantes y night clubs.
Entre sus monumentos brilla con luz propia la Mezquita de Hassan II, el más alto monumento religioso del mundo. Y también son interesantes el Santuario de Sidi el Kairouani y los morabitos de Sidi Abd er Rahman (situado en una roca rodeada de mar) y los de Sidi Belyout y de Sidi Bu Smara (aún aureolados de bellas historias) y la Mahkma del Pachá, la Mezquita Dar el Makhzen y la iglesia de Notre Dame de Lourdes.
Cerca de Casablanca se encuentra El Jadida, mítica factoría fenicia y asentamiento portugués, con un interesante aljibe y una de las más agradables playas de Marruecos. También la renombrada playa de Mohammedia, durante años el centro vacacional por excelencia de Casablanca.
Tánger:
Nombre mítico que evoca una ciudad única, poblada por historias, mitos y leyendas. La mitología la supone fundada por Anteo; la historia la reconoce poblada desde el paleolítico y fue el centro de inspiración para toda una comunidad de artistas y políticos durante su época de ciudad internacional.
Sus calles, sus hoteles y sus cafés vieron pasar a Tenessee Wiliams, a Samuel Beckett, a Jean Genet... sus palacios vivieron las fiestas mundanas de Bárbara Hutton y de Malcom Forbes... Su luz inspiró a Matisse y su misterio a Paul Bowles, la ciudad blanca ha sabido siempre enamorar a los genios.
Dispuesta como un anfiteatro sobre el Estrecho de Gibraltar, se asoma al Atlántico y al Mediterráneo.
Su excepcional ubicación, su historia y las comodidades hoteleras hacen de Tánger un destino privilegiado para los viajeros en busca de románticos recuerdos.
Para poder decir que se ha visitado Tánger, es indispensable recorrer el Petit Socco , llamado también souk Dakhill, el corazón de la medina, y uno de los lugares más atractivos y característicos de la ciudad.
También es preciso conocer sus museos; el de Arte marroquí en Dar el Makhzeny las exposiciones de Arte expuestas en el antiguo Consulado Americano.
Y por supuesto, hay que hacer una pausa en el café Hafa, cuya decoración es una inigualable vista sobre el estrecho y la costa española. En los alrededores, son interesantes las visitas de los Cabos Espartel y Malabata, las Grutas de Hércules y las ruinas romanas de Cotta.
A sólo 14 Kms. De Tánger, el Cabo Espartel marca el extremo Noroccidental del continente africano. Y muy cerca, se encuentran las espectaculares Grutas de Hércules, cavidades naturales que el mar invade con marea alta.
La ruta costera entre Tánger y Ceuta ofrece espectaculares vistas sobre el Estrecho, playas solitarias y pequeñas calas.
El cabo Malabata, además de las vistas de la bahía de Tánger y el Estrecho de Gibraltar, permite admirar un curioso edificio de aspecto medieval –el Castillo de Malabata- construído a principios de siglo.
La pequeña ciudad romana de Cotta, con sus granjas y sus fábricas de conservas de pescado y de “garum” habla al viajero curioso de los modos de vida de los primeros siglos de nuestra era.
Tetouán:
Ciudad hispanomorisca, llamada “la Blanca”, su arquitectura recuerda a la de muchos pueblos andaluces. Fueron, precisamente, musulmanes y judíos huídos de España tras la caída de Granada en 1492 quienes reconstruyeron la ciudad. La dedicación a la piratería, que había ocasionado la primera destrucción de Tetouán por Enrique III de Castilla, volvió a causar su decadencia tras el bloqueo de Felipe II.
Bajo Moulay Iamail, la ciudad conoció un nuevo período de esplendor con construcciones tales como la muralla o el palacio del Califa, que aún hoy pueden admirarse. También pueden visitarse el Museo Arqueológico, el Museo de Artes marroquíes y la Medina. De la variada artesanía de Tetouán, gozan de especial reconocimiento los bordados y la alfarería.
Asilah:
Ciudad costera de larga historia en la que intervienen fenicios, romanos, idrisíes, piratas nómadas, meriníes, portugueses y españoles, fue la puerta de entrada del rey Sebastián I de Portugal, que hallaría la muerte (junto a sus dos oponentes musulmanes)en la célebre Batalla de los Tres Reyes.
La ciudad antigua abre tres puertas en su muralla (Bab Homar, Puerta de tierra, Bab el Bahar, Puerta de la Mar y la Puerta de la Casbah), que dan paso a un laberinto de callejuelas bordeadas de casas blancas. Uno de sus monumentos destacados es el Palacio de Raisouni, un aventurero que comenzó como bandido, llegó a gobernador y Pachá, y terminó como prisionero de Abdelkrim.
Con su inmensa playa y sus numerosas manifestaciones artísticas, los veranos de Aslah son una atracción irresistible para los amantes de unas vacaciones diferentes.
Chechaouen (Chaouen):
Fundada en 1471 como plaza fuerte para oponerse a los avances extranjeros, la ciudad estuvo prohibida muchos años a los cristianos. Sin embargo, tres occidentales consiguieron acceder a Chaouen entre 1883 y 1892.
Las plazas de El Makhzen y Uta el Hammam y la Medina, son los puntos más destacados de la ciudad proclamada santa y con más de 20 mezquitas y santuarios. Toda ella, sin embargo, con su juego de alturas y volúmenes con decoraciones que recuerdan su origen andalusi, es digna de una detallada visita.
Larache:
Bella ciudad de gran encanto, cuya casbah avanza sobre el mar como la proa de un barco. De aspecto andaluz en sus barrios modernos y cautivadoramente árabe en su medina, se asienta a orillas del río Loukkos.
La vista desde la playa es magnífica y también hay que visitar el original Boulevard de Mohammed V, en la parte moderna, el puerto, el zoco, la casbah y , por supuesto, la cercana Lixus. Fundada por los tirios en el 1.100 a .C, conserva numerosos edificios y ruinas romanas.
Agadir:
Su nombre significa “granero fortificado” y tal parece ser su origen primero. Más tarde lo ocupó la tribu ksima y los portugueses tuvieron la larga presencia en la incipiente ciudad, cuyo puerto disfrutó de gran importancia desde el Siglo XIV. En el Siglo XVII fue capital de la dinastía bereber de Tazerualt.
Hoy en día es un pujante centro industrial y el puerto pesquero más importante del país. Pero su atractivo universal es el turismo. La bondad de su clima, tanto en invierno como en verano, así como la extensión y pureza de sus playas y su espectacular equipamiento hotelero, han hecho de Agadir un polo de atracción turística de primer orden.
Capital marroquí del turismo, cuenta con 16.000 plazas hoteleras, más de 9 Kms. de fina arena blanca, magníficas instalaciones deportivas (entre ellas un espectacular campo de golf) y 300 días de sol al año.
Goulimine:
Durante 9 años fue un gran centro comercial que vio pasar las caravanas cargadas de oro, telas y especias, llegadas de Níger, Mali y el Senegal. Recuerdo de estas antiguas glorias, cada sábado alberga un concurrido mercado de camellos.
Taroudant:
Antigua capital del Sous, ceñida por murallas de color leonado, es conocida como la “pequeña Marrakech”. Taurdant es famosa por sus artesanías y sus zocos que se encuentran entre los más atractivos del sur de Marruecos. Cada mes de Abril, además, se celebra una importante feria de artesanía.
Tafraoute:
Situada en un valle del Anti Atlas, en medio de un círculo de granito rosa, la ciudad estás rodeada por palmerales que abrigan plantaciones de olivos y almendros. Precisamente la floración de los almendros, en el mes de febrero, da lugar a una fiesta folklórica de gran riqueza y colorido.
Tiznit:
Bella ciudad totalmente ceñida por murallas almenadas y torres cuadradas típicamente pre-saharianas. No hay que perderse el meshuar, lleno de tiendas, ni el zoco de los joyeros, donde pueden encontrarse joyas de plata talladas al estilo bereber y armas finamente trabajadas.
LAS PROVINCIAS SAHARIANAS
el sur del país del Sáhara se encuentra con el océano. Un gran territorio de piedra y arena que alberga a la población nómada, cuyas principales riquezas, durante siglos, fueron el agua y los camellos. Hoy, la modernización de las ciudades costeras y el impulso de urbanización favorecen su actividad y le ofrecen nuevas perspectivas de desarrollo.
Tan-tan es la última ciudad antes de andentrarse en el Gran Sur, y el mayor puerto sardinero del país. Merece una visita el moussem de Sidi Mohammed Laghdal, con su tradicional carrera de camellos. 215 Kms. Al sur, se encuentra Tarfaya cuyo puerto, en plena ampliación, tiene gran importancia. Una colonia de flamencos rosa da una nota pintoresca a la ciudad.
Laayoune es el principal centro económico de la región. Antiguo oasis, es hoy una ciudad llena de actividad y con monumentos como la Mezquita Moulay Abdelaziz , el Palacio de Congresos o el Hotel El Massira.
Situada a 240 Kms. El Este de Laayoune, la histórica Smara guarda importantes testimonios históricos: la Casbah, la muralla con sus cinco monumentales puertas y la Gran Mezquita.
En la costa, a 550 Kms. de Laayoune se encuentra el paraíso de pescadores y surfistas: Dakhla.
La riqueza de sus aguas, la inmensidad de sus playas y la belleza de sus fondos marinos hacen de ésta una ciudad privilegiada para los amantes de los deportes marítimos.
DEPORTES
Golf:
El golf es un deporte de gran popularidad en Marruecos, alentado por la gran afición del soberano marroquí, que ha dado su nombre a uno de los más prestigiosos trofeos internacionales.
PRINCIPALES GOLF DE MARRUECOS:
Marrakech:
Royal Golf (18 hoyos)
Golf del Palmeral (18 hoyos)
Casablanca:
Royal Golf de Anfa (9 hoyos) a 10 minutos del centro de la ciudad.
Royal Golf de Mohammedia, (18 hoyos) a orillas del mar, a 30 Kms. De Casablanca
Royal Golf de Ben Slimane (9 hoyos) Junto al inmenso lago
Tánger:
Royal Golf (18 hoyos)
Meknés:
Royal Golf (9 hoyos) situado en los históricos jardines del Palacio Real.
Rabat:
Royal Golf Dar Es-Salam (45 hoyos), a 12 Kms. Del centro de la ciudad, tiene tres recorridos.
Agadir:
Royal Golf (9 hoyos) a 12 Kms. De la ciudad
Golf Las Dunas (tres recorridos de 9 hoyos), terreno ondulado salpicado por superficies de agua.
Ouarzazate:
Royal Golf (9 hoyos), situado a las puerta del desierto.
Cabo Negro:
Royal Golf (9 hoyos)
Fes:
Royal Golf (9 hoyos) con pistas ondulantes y bunkers gigantes.
El Jadida:
Royal Golf (18 hoyos)
Caza:
Marruecos posee numerosos e importantes cotos de caza, con la fauna más variada y abundante. Para la obtención de todos los permisos, cuya tramitación requiere tiempo, es aconsejable recurrir a una agencia especializada o a una sociedad de caza marroquí.
Sochatour (Casablanca)
Pesca:
Con 3.500 Kms. de costa, la pesca marítima, atlántica o mediterránea, ofrece una enorme riqueza y variedad de especies. También los ríos y lagos interiores brindan posibilidades para la práctica de todas las modalidades de pesca. La claridad de las aguas, la variedad de especies y la posibilidad de bucear tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, hacen de la pesca submarina en Marruecos algo irrepetible y único.
Office National des Pêches (Casablanca)
Fédération Royale Marocaine de Chasse Sous-marine (Casablanca)
Montañismo:
Casi todas las cumbres del Atlas son aptas para la escalada. El Macizo de Toubkal y el de Aouil, las gargantas del Taghia y del Todra, el Djébel Saghro y el Djébel Fengur poseen numerosas vías de escalada.
Trekking:
Las montañas de Marruecos están cruzadas por cientos de caminos habitualmente utilizados para el paso de mulas, que son perfectos para el trekking. Los circuitos posibles, por tanto, son casi infinitos.
Descanso de cañones, rafting y kayak:
Marruecos tiene variedad de aguas privilegiadas para la práctica de estos deportes. En la región cercana a Tafraoute, Jorro y Tessaout. Y a los ríos del Alto y Medio Atlas se accede desde Marrakech, Ifrane o Azilal. Esta zona permite descensos de gran longitud, como en el caso de los 145 Kms. del Ahanesal y el Mellul o los 60 Kms. del Um er-Rbia.
Fédération Royale Marocaine de Canoë-kayak (Rabat)
INFORMACIONES PRÁCTICAS
Cómo llegar:
Marruecos está muy bien comunicado con la península ibérica, pudiendo elegir el viajero entre ir en avión, en tren o en su propio coche.
Avión:
Hay vuelos regulares desde Madrid, Barcelona, Málaga y las Palmas, fundamentalmente hacia Casablanca, pero se fletan “charters” hacia los principales centros turísticos. Ver programación de DUNIA TOURS .
Tren o coche + Ferry:
Los distintos tipos de barcos que enlazan España y Marruecos permiten transportar pasajeros y también vehículos. Los puertos habituales de salidas son Algeciras, Málaga y Almería. Los de llegada, Tánger, Ceuta y Melilla.
Formalidades de entrada:
Los ciudadanos españoles sólo necesitan pasaporte en vigor para entrar en Marruecos. Si se viaja en coche es preciso el carnet de conducir, la carta gris y el seguro internacional.
Viajes interiores:
Tren:
La compañía marroquí de ferrocarriles (ONCF) cubre todas ciudades importantes del país. Hay diversos tipos de trenes (rápidos, convencionales, y mixto tren-autobús).
Carretera:
En todas las grandes ciudades es posibles alquilar coches, pero también pueden hacerse desplazamientos en la compañía de transportes de Marruecos (CTM) y mediante transportistas locales. Otra forma de viajar es contratando los grand taxis ( a veces colectivos).
Dentro de las ciudades operan los petits taxis, con quienes hay que acordar el precio (en las ciudades donde no tienen taxímetros) y pueden alquilarse - en algunas ciudades- bicicletas y ciclomotores.
Avión:
La línea aérea nacional Royal Air Maroc (RAM) , realiza vuelos entre las principales ciudades del país.
Horarios:
Marruecos utiliza el horario de Greenwich (GMT), por lo que su horario, en relación al español penínsulas, es una hora menos en invierno y dos horas menos en verano.
El horario de museos es de 9 a 12 y de 15 a 17:30. Las tiendas, por lo general, abren desde las 9:30 a las 13 y de 15 a 19:30. Los bancos, en verano, tienen un horario continuado de 8 a 15:30. Fuera de temporada el horario de 8:15 a 11:30 y de 14:15 a 16. Durante el mes de Ramadán sólo abren 9:30 a 14.
Moneda:
La unidad monetaria es el Dirham (DH), que no es convertible fuera de Marruecos y cuya exportación está prohibida. Su cotización actual oscila entre los 10 y 11DH el €.
Hoteles, bancos y grandes comercios aceptan normalmente las tarjetas de crédito más usuales. Hay cajeros automáticos en muchos bancos de las grandes ciudades.
Clima:
El clima de Marruecos varía según las regiones. En las costas, el invierno es suave y húmedo y el verano, moderadamente caluroso. En el interior los contrastes son mayores. Conviene llevar ropa ligera para el día y algún abrigo para las noches, especialmente en el interior y en el sur, y si viaja entre noviembre y marzo.
Idioma:
En Marruecos se habla árabe, pero en las ciudades y pueblos importantes se utiliza también el francés. En el norte, todavía es posible entenderse en castellano con los lugareños.
Compras:
Marruecos es, sin lugar a dudas, el paraíso de los pueblos. En todas las ciudades, pueblos y aldeas que el viajero recorra, es seguro que encontrará, siempre, algo que cautive su interés. Por eso los ejemplos que a continuación se refieren son a título meramente indicativo; lo único válido es el afán descubridor del visitante.
Alfombras: Entre las más célebres, las de Rabat, las bereberes del Medio Atlas (Meknés y Taza), del Alto Atlas ( Marrakech), y la de la región oriental
Cerámica: Son reconocidas especialmente las de Fes (azules) y Safi (verdes, amarillas y marrones). También gozan de merecida fama las de Meknés, Rabat, Marrakech y Taroudant. Es una ciudad de estilo sencillo pero con enorme encanto, que responde a necesidades de uso; esta puede encontrarse de todo Marruecos especialmente en los pueblos desde el Sous al Rif.
Bordados: Con diferentes estilos y distintos materiales, el arte del bordado se encuentra fundamentalmente en el norte: Rabat, Salé, Chechaouen, Tetouán, Fes, Meknés y Acemmour.
Marquetería: Son célebres los trabajos de madera de tuya incrustados con nácar o marfil, aunque también se utiliza madera de ébano o naranjo. La producción se centra mayoritariamente en Essaouira, pero puede adquirirse casi en cualquier lugar del país.
Gastronomía:
La gran variedad de recetas y la sabia y sutil combinación de especias y sabores dulces y salados han dado un reconocimiento universal a la comida marroquí.
Además del cous cous, cuyas recetas varían según la región, las estaciones y la propia inspiración del cocinero, la gastronomía marroquí ofrece muchas exquisiteces, como por ejemplo:
Méchoui: Cordero entero, asado lentamente a las brasas.
Tajine: Guiso de carne, o de pescado, con verduras, que se sirve en el mismo recipiente, en el que se prepara, y que le da su nombre.
Kefta: Brochetas de carne picada y albóndigas.
Pastilla: Finas capas de hojaldre rellanas de carne de pichón, delicadamente especiada, azucara, y perfumada a la canela.
Mención especial merecen los dulces marroquíes, exquisitas pastas con miel, almendras, nueces , dátiles y especias.
Con la colaboración de la Oficina Nacional Marroquí de Turismo.
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