lunes, 21 de marzo de 2011

Ruta de la Seda_Dunia Tours

Escribe un amigo y cliente desde hace más de 35 años
El profesor Esteban de Llagostera ha viajando con sus alumnos a la mayoría de nuestros destinos

Imágen Ruta de la Seda Dunia Tours

A finales del siglo XIX, el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen[1] (1833-1905), bautizó con el nombre de “Ruta de la Seda”, a la red de comunicaciones que enlazaba a China con Occidente. Esta expresión iba a tener gran éxito, a pesar de que no es más que una sencilla frase que resume toda una historia de intercambios entre Extremo Oriente y Europa a partir del siglo I a.J.C., cuando los romanos descubrieron que existía la seda en China. La Ruta de la Seda, fue tanto un itinerario mercantil para el comercio de las especias, del papel y de la porcelana, como una vía de intercambios intelectuales, religiosos y técnicos.

La sangría económica que suponía la importación de la seda, así como la decadencia de la cual es símbolo, hacen que Plinio el Viejo (23-79 A.D.) y Séneca (± 4-65 A.D.), la desacrediten y menosprecien:
“Veo vestidos de seda, si pueden llamarse vestidos a unos tejidos en los que no hay nada que pueda proteger el cuerpo, ni siquiera el pudor. Una vez puestos, una mujer jurará, sin que se le pueda dar crédito, que no está desnuda. Eso es lo que hacemos traer de oscuros países, con gastos inmensos, para que nuestras mujeres no enseñen más de sí mismas en sus habitaciones, que en público; ni siquiera ante sus amantes”.
En la obra de Séneca “De beneficiis”.

Cuando la seda aparece en Roma, los romanos le dan el nombre de Sericum. Es posible que el término chino Si, que sirve para designar a la seda, se haya transmitido a través de diversos intermediarios hasta llegar a Roma, al mismo tiempo que el preciado tejido. Pero los romanos ignoraban entonces, todo sobre su país de origen. El principio misterioso de la seda, será la razón de su éxito, más aún incluso, que sus propias cualidades. También es el primer producto de intercambio, entre China y Occidente, al que se le pueden seguir las huellas.

En Roma, la seda era un lujo, como la púrpura o el vidrio. Al ser más ligera, sólida y cómoda que el lino o la lana, acabará por conquistar tanto a los hombres como a las mujeres del Imperio.

En varias resoluciones del Senado romano, prohibieron su importación, sin que en la práctica fueran respetadas. En realidad, era ciertamente un producto costoso, no sólo por su cultivo y fabricación sino también por el transporte, a causa de los peligros del viaje, el beneficio de los mercaderes y los impuestos aplicados a la misma.

Se llegó al caso curioso, que algunos mercaderes de la Ruta de la Seda, fueron nombrados embajadores del Emperador de China, en los países por los que transitaba la famosa Ruta.

En el conocimiento que el Imperio Romano tenía de la seda china, resaltaba sobre todo lo imaginario, el secretismo y lo exótico. En un principio, los romanos se imaginaban que la seda era el producto de una especie de árbol de lana y que estos “seres (de sericum) bebedores de agua”, vivían hasta los 200 ó los 300 años.

Esteban Llagostera


[1] Profesor de Geografía en Bonn, Leipzig y Berlín. Escribió, entre otras muchas obras: “Resultados de algunos viajes por China” y “Estudios geomorfológicos sobre Asia Oriental”.

Dunia Tours,s.a.
Desde 1981
915590445


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